domingo, 31 de mayo de 2015

Capítulo V, del haiku sonoro como forma de expresión

H. A. I. K. U. Cinco letras que encierran lírica, sentimientos, emociones, y todo aquello capaz de entrar en este género literario japonés que ya hace un año reformulamos desde el Club.

Dos sonidos y la voz de los miembros de esta sociedad literario-radiofónica pública son los ingredientes para crear estas microformas que trascienden del papel y se integran a través de la radio, para convertirlos en alegatos sonoros tan intensos como el tumultuoso tráfico de Katmandú o la risa pura de un bebé.

"Cuando un haiku parió ilustraciones"
Los siete integrantes del Club aventuran a través de su imaginación, 9 situaciones (dos repiten) totalmente diferentes, que muestran una vez más las muchas aristas que de un mismo enunciado pueden resultar. Un tributo a otros que construyeron arte a través de pocas palabras. Las justas, las suficientes, para llegar al mismo alma de la palabra y romperla en mil fragmentos sonoros que se difuminan por el territorio hombre.

Listos para servir. Aquí tienen sus haikus. ¡Que los disfruten!

  • Haiku de Jorge

  • Haiku de Elena I

  • Haiku de Isabel 

  • Haiku de Isabel Palomo

  • Haiku de Ariana I

  • Haiku de Elena II

  • Haiku de Cristian

  • Haiku de Quique 

  • Haiku de Ariana II

martes, 12 de mayo de 2015

Capítulo IV, de cuentos infantiles adultos

Cuando un adulto se sienta delante de un niño para contarle un cuento, en el mejor de los casos, bucea en su interior para sacar a aquel pequeñp que hace unos años estaba al otro lado, escuchando con la curiosidad absoluta que su edad y su imaginación corresponden a esa etapa de la vida.

Y en esa vida que pasa, sin apenas darnos cuento de lo rápido que pasamos de estar a un lado u a otro del cuento, queremos retornar a la vida imaginada que transcurría paralelamente en nuestra imaginación. Para ello, haremos un experiemento radiofónico-literario cambiando las tornas: los adultos siguen contando los cuentos pero esta vez la voz es la de un niña/o, el que aún resiste las acometidas de la realidad y que aflora en estas microhistorias. 


El Club prosigue su caminos con estos cuentos de adultos por niños para adultos y niños. La creatividad es toda suya, el resto lo pones tú. 

  • Batalla por un sueño por Cristian (su gran debut en el Club)
  • Pupas por Ariana

  • Los mayores están tontos por Jorge


    • Candelas por Quique 


    • Mis juegos compartidos por Isabel 


    • La casa de la playa por Elena


    • Jugar SÍ, pero en la calle

    domingo, 3 de mayo de 2015

    Capítulo III, por la gracia de Cervantes

    Si cada cuatro años vamos a votar, si cada diez a renovar el carnet de conducir o renovar el DNI. Si cada 10.000 kilómetros cambiamos las ruedas, si cada año vamos al dentista, si muchos van a misa el domingo o si la mismísima obsolescencia programada nos insta a cambiar de electrodomésticos cada 8, ¿por qué no leer el Quijote al menos una vez en la vida? ¿Por qué no sumergirse en el universo cervantino y observar cara a cara el genio de un manco que escribía mejor que millones de manos útiles? ¿Por qué remover su cuerpo y no sus letras?

    Muchas preguntas y una sola respuesta: el silencio de los molinos literarios que nos alejan de una obra tan inmensa como desbordante que arroja a las páginas el verdarero español que elude mirar a la vida de cara y escapa por los cerros de Úbeda o por los gigantes de la ignorancia.


    Como aquí no cabe un Quijote ni siquiera un Sancho que nos reprenda sin miramientos y nos arroje a La Mancha para demostrarnos que nuestras miserias no son actuales y que nuestros sueños son ya caducos, seremos breves en estas exequias que acá mostramos. Lo que no es caduco y bien lo sabe el clásico, como El Quijote, es la buenaventura de ser eterno, de no permitir que el polvo atraviese la cubierta y que cuando se abra, se convierta un libro en parte de nuestro tesoro. Sin querer manchar tal herencia, extraemos del cofre algunos fragmentos para convertirlos en historias las que siguen. 
    Así nuestro homenaje (siempre escaso), que desde aquí mandamos al alma de Cervantes, por la que (aún) no han removido la tierra. 

    Va por usted, Don Miguel.



  • Por la gracia de Elena 



  • Morfeo alivia a Ariana
  •  El destino de Quique y Cervantes
  • Traficando en La Mancha con Jorge
  • El pollino ingrato de Isabel 
  • Capítulo II, del fecundo encuentro con un genio desconocido

    El arte y sus artistas. Las sinuosas personalidades que se esconden tras la palabra arte son casi tan inarbacables como la palabra de cuatro letras capaz de cambiar diametralmente nuestra vida. 
    Por ello, el acercarse, aunque solo sea sucintamente, a un "trabajador" del arte, suele ser siempre un ejercicio complejo que abordamos con la mayor humildad y delicadeza posible. 
    Presentadas las dificultades del estudio que llevaremos a cabo en esta aproximación literario-radiofónica, el siguiente paso será presentarle a usted lector que escucha y escuchante que lee, quién se esconde tras el experimento. Él es Samuel Beckett

    Puede que, pese a haber desvelado el nombre y apellido de nuestro protagonista, la incógnita sigue igual de latente ya que el de Irlanda se alimentaba, entre otras cosas, del desconocimiento propio y ajeno. 

    En esta primera pieza, S.B., se erige como rastreador de fango capaz de sublimar lo fútil y de tenernos a usted al otro lado esperando lo que sigue y yo a este, realizando una presentación de la basura como núcleo temático de un artista. Lo siguiente es un audio y su opinión.



    En este recorrido por la figura de Samuel Beckett, nos adentramos también en su versión del arte más sintética, que ostenta un récord creativo situando una obra de teatro en solo treinta y cinco fugazmente lentos segundos que convirtieron un aliento en una obra de arte tan transgresora como intensa. En una respiración, capta el alma escurridiza del arte, o al menos esa podría ser una interpretación.



    Y sabedor que su tiempo es oro y que el que espera en muchas ocasiones desespera nos lanzaremos a presentar nuestro último audio, el postrero homenaje al señor irlandés de pelo blanco que encontró en el ahogo del alma el encuentro de su literatura. Samuel Beckett.